El fútbol, el totalitarismo mestizo y el MAS – IPSP

¡El futbol pasión de multitudes..! ¿Nuevo instrumento de poder político? Sí…, existe en la política, en el ambiente jurídico, en las artes, en el fútbol, en la prensa. Es caldo de cultivo para ella donde la autoridad política del MAS-IPSP pretende alcanzar hegemonía para la presidencia vitalicia, por contar con la capacidad de imponer a título de las mayorías. La característica del totalitarismo es la limitación del consenso participativo de las personas por un radical control estatal de todos los niveles estructurales de la vida privada y pública. Representado por una fusión completa entre Estado y sociedad, en la que el Estado se arroga una absoluta primacía sobre los derechos de los individuos y de los grupos intermedios de la sociedad. Dicho objetivo está en proceso para alcanzar las organizaciones que aglutinan gran cantidad de gente, como es el futbol, no serán demasiado difíciles de encontrar en ciertos ámbitos de los equipos de la Liga de Futbol boliviano.

En ningún momento se quiera confundir los procesos contra los principales dirigentes del fútbol nacional, medida que es aplaudida por propios y extraños, sin embargo es también el resultado de un trabajo de estrategia para alcanzar a copar la dirigencia, para obtener nuevos niveles de aceptación masiva de las personas. Se dio desde la aceptación a la dirigencia por un dirigente oficialista del Club Sport Boys, que estaba en quiebra y se rumorea que se está dilapidando en esa dineros de MUSERPOL; el Club Wilsterman del cual también uno de sus dirigentes es autoridad universitaria, a pesar que dice no ser oficialista, sin embargo trabajó y apoyó las campañas proselitistas ultimas, el Club The Strongest y recientemente el Club San José.

En el caso de la Federación de Futbol, será igual que con los problemas de la UMSS y de COMCIPO no se solucionaron los problemas, todo fue resultado de un manejo politiquero. El politiquero no tiene escrúpulos. Me indigna tener que haber aprendido a estar al lado de gente (politiqueros y muy pocos políticos) que le sale por los poros su incondicionalidad para conservar un puesto, gente que ha perdido la capacidad de indignarse ante los hechos del poderoso. El politiquero corrupto es aquel que al llegar a un puesto de poder no está viendo los intereses de los demás, sino el suyo propio. Los mismos que intervienen en actos de corrupción de fuerte repercusión social. A niveles altos hablamos ya de avaricia. Es la necesidad potenciada de toda la corporación oficialista de poseer y controlar cada vez más. Asumimos con permisividad la creencia de que así es el ser humano, pues a través de los siglos (herencia de la conquista, donde el conquistador, luego el cacique, podía violar, matar, robar sin que tuviera réplica) nos forjamos la idea de que el poderoso tiene derecho a hacer lo que le dé en gana impunemente.

Es difícil identificar al politiquero con el ser que todo lo hace en aras de conseguir amor y armonía en su vida. Es casi justificable no sentir piedad, y sí un gran disgusto, con los modos por los cuales la nueva forma de hacer politiquería para copar el poder total intenta encontrar su “éxtasis”. Y, según experiencias históricas, la indignación es sana: cuando ésta cesa, sobreviene el cinismo, otra forma de degradación. Pocos son los falsos políticos que pueden reconocerse como “limpios” en cuanto a grados alarmantes de corrupción. Un buen termómetro de ello podría ser la existencia de una prensa seria, no demasiado comprometida con el oficialismo, sea público o privado. Y en casi toda Bolivia existe por lo menos un medio para cada caso de estas características, que denuncia e intenta colaborar en poner coto a la impunidad. Pero en nuestro país donde la democracia todavía no termina de estirar las adormecidas piernas, los excesos (amarillistas en cuanto a prensa, barrocos en corrupción) todavía se exhiben sin dificultades. En estas condiciones estamos en los albores de un nuevo proceso de cambio en el Futbol.

Waldo Panozo Meneces

Politólogo; Docente Universitario

El ocaso de las instituciones de garantías del ciudadano

Es una de las tantas preocupaciones que tenemos los bolivianos ante los permanentes fracasos de dialogo con el gobierno. Fuera de cualquier lógica de la teoría de los conflictos, fracasos que afectan profundamente. Es ahí donde debemos preguntarnos: las instituciones de defensa como Defensor del Pueblo y Asamblea Permanente de Derechos Humanos ¿cumplen la función para las que fueron creadas? O, son también ¿un saludo a la bandera? Todas las instituciones como la ONU y la OEA fueron creadas después de la Segunda Guerra Mundial, ya cumplieron su ciclo, estamos en otro Orden Mundial. Además el narcotráfico, el contrabando el tráfico de armas y la trata y tráfico, han horadado todo sistema de seguridad en el mundo.

Pero disimular los fracasos del sistema se hace cada día más difícil, cuando no imposible… y como índice acusador están las ultimas que vivimos en Bolivia, como el de la UMSS y COMCIPO que ninguna institución gubernamental, ni de garantías ciudadanas solucionaron el problema. Es más estas instituciones se parcializan con quienes demuestran mayor poder y violencia, dejando los problemas a merced del bandolerismo, porque los ánimos de las partes en conflicto se van caldeando.

La causa de todo esto es que el sistema no ha dado resultado, y quizás, esté condenado a no darlos. ¿Por qué? En pocas palabras, la corporación política en función de gobierno ha maximizado las libertades de sus socios y minimizado el poder del Estado, además del centralismo. En el último año, el gobierno parece haberlo comprendido así, pero el modelo que avanza en el “Proceso de Cambio” está diseñado con tal inflexibilidad, para alcanzar el poder total, que se dificulta implantar variaciones que resulten en cambios significativos. Mientras, la desesperanza va minando al pueblo, y se produce con ello una serie de fenómenos, como el quebrantamiento de la moral, la dignidad; y el desarrollo de un valiente, casi suicida, movimiento disidente.

Aunque los discursos gubernamentales son de unidad, ni aun en el campo profesional se hace realidad la tan pregonada “igualdad plurinacional”. La discriminación de los oficialistas con el resto de profesionales apolíticos son enormes —disfrutan relativamente altos salarios y privilegios— porque las desigualdades comienzan desde el momento de las convocatorias públicas y ellos dan la apariencia de ser los más inteligentes, y los de mejor curriculum (esto incluye la militancia política) para obtener algún trabajo en la administración del Estado, de las Gobernaciones y Municipios.

Se privilegia la militancia política, las relaciones e, inclusive, el soborno. Y como los miembros de esta nueva élite pueden lograr para sus hijos oportunidades de becas de educación y posiciones de importancia, esta vida privilegiada, es en la práctica, transmitida de generación a generación… al igual que en los países occidentales se heredaban los títulos de nobleza. Para avanzar se necesitan influencias, relaciones, lo que en la Bolivia Plurinacional llaman hermanos y que con típico humor criollo, se conoce como “socio-lismo”.Y está, claro, está creciendo entre las personas cultas los que disienten y alzan sus voces; y los que, en silencio, simplemente rezan. La mayoría, extrañan a aquellos antiguos periodistas éticos e imparciales que narraban noticias verídicas, ahora tienden a mirar a los periodistas con irónica incredulidad. Pero lo cierto es que la Bolivia Pluricultural confronta hoy en día problemas de orden social y las instituciones de garantías del ciudadano que, lejos de mejorar la vida cotidiana de sus ciudadanos, en esta década, las están convirtiendo en una cadena de vicisitudes y desesperanzas. ¡No funcionan las instituciones de garantías del ciudadano!
Waldo Panozo Meneces

Politólogo; Docente Universitario

«La Universidad Mayor de San Simón y el atentado vandálico»

La Autonomía Universitaria en el Sistema de la Universidad Pública, es una conquista del movimiento universitario en Bolivia, reconocida por Decreto Supremo de 25 de julio de 1930. La Autonomía Universitaria es una conquista social como consecuencia de la lucha del pueblo, en este sentido la Universidad Mayor de San Simón es una de las instituciones públicas donde la autonomía y el control sobre la inversión de sus recursos quedan demostrados por las actividades académicas y proyectos científicos que difunde.

Dicha autonomía se fundamenta en el derecho que tienen las universidades públicas del Estado Plurinacional de percibir libremente los recursos que subvenciona el Estado como prioridad a la educación superior, garantizando la formación de profesionales al servicio del país, asimismo, avala el derecho a participar de las rentas nacionales, departamentales y municipales, pero además de los impuestos especiales como obligación de Estado.

Las autonomías universitarias se desenvuelven en un sentido estrictamente académico, en torno de la libertad de enseñanza e investigación y del concurso habilitante, y en un sentido político, en torno del autogobierno universitario en el que debe primar la moral, la ética y las buenas costumbres en todos los estamentos que lo integran.

La autonomía universitaria se apoya bajo los siguientes principios:

  • Elección de autoridades por la propia comunidad universitaria aunque sea transitorio. O por jurisprudencia.
  • Elección de sus propios docentes y administrativos.
  • Cátedra libre.
  • Modernización de los métodos de enseñanza.
  • Asistencia social a los estudiantes.
  • Independencia con el gobierno, respecto a la administración de los recursos económicos y humanos.

La estructura universitaria es pues un espacio geográfico delimitado para la institucionalidad donde docentes, estudiantes universitarios y administrativos realicen sus funciones enmarcados en las leyes, normativa y reglamentos. No se iguala con una embajada. Las embajadas desde la Convención de Viena de 1961 tienen privilegios, pero en ningún momento en un estado de derecho una estructura interna se constituye como una embajada, a la cual se considera como una isla de soberanía y sus instalaciones sean inviolables.

Algunas personas que tienen actitudes prebendales, intereses de grupo y familiares, en la actualidad están confundiendo «autonomía con soberanía», la autonomía universitaria se nutre del co-gobierno y no de imposiciones delincuenciales y mucho menos funciona como un partido político de ideología trasnochada.

La autonomía no significa que en un Estado existan instituciones insulares ante la norma positiva, pero, al mismo tiempo los actos vandálicos a título de autonomía no deberán ser considerados legales y queden impunes, no perseguido por la ley. Los villanos trotskistas, algunas malas autoridades y docentes están poniendo en riesgo la Autonomía Universitaria.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo

 

«La Universidad Mayor de San Simón y el atentado vandálico»

La Autonomía Universitaria en el Sistema de la Universidad Pública, es una conquista del movimiento universitario en Bolivia, reconocida por Decreto Supremo de 25 de julio de 1930. La Autonomía Universitaria es una conquista social como consecuencia de la lucha del pueblo, en este sentido la Universidad Mayor de San Simón es una de las instituciones públicas donde la autonomía y el control sobre la inversión de sus recursos quedan demostrados por las actividades académicas y proyectos científicos que difunde.

Dicha autonomía se fundamenta en el derecho que tienen las universidades públicas del Estado Plurinacional de percibir libremente los recursos que subvenciona el Estado como prioridad a la educación superior, garantizando la formación de profesionales al servicio del país, asimismo, avala el derecho a participar de las rentas nacionales, departamentales y municipales, pero además de los impuestos especiales como obligación de Estado.

Las autonomías universitarias se desenvuelven en un sentido estrictamente académico, en torno de la libertad de enseñanza e investigación y del concurso habilitante, y en un sentido político, en torno del autogobierno universitario en el que debe primar la moral, la ética y las buenas costumbres en todos los estamentos que lo integran.

La autonomía universitaria se apoya bajo los siguientes principios:

  • Elección de autoridades por la propia comunidad universitaria aunque sea transitorio. O por jurisprudencia.
  • Elección de sus propios docentes y administrativos.
  • Cátedra libre.
  • Modernización de los métodos de enseñanza.
  • Asistencia social a los estudiantes.
  • Independencia con el gobierno, respecto a la administración de los recursos económicos y humanos.

La estructura universitaria es pues un espacio geográfico delimitado para la institucionalidad donde docentes, estudiantes universitarios y administrativos realicen sus funciones enmarcados en las leyes, normativa y reglamentos. No se iguala con una embajada. Las embajadas desde la Convención de Viena de 1961 tienen privilegios, pero en ningún momento en un estado de derecho una estructura interna se constituye como una embajada, a la cual se considera como una isla de soberanía y sus instalaciones sean inviolables.

Algunas personas que tienen actitudes prebendales, intereses de grupo y familiares, en la actualidad están confundiendo «autonomía con soberanía», la autonomía universitaria se nutre del co-gobierno y no de imposiciones delincuenciales y mucho menos funciona como un partido político de ideología trasnochada.

La autonomía no significa que en un Estado existan instituciones insulares ante la norma positiva, pero, al mismo tiempo los actos vandálicos a título de autonomía no deberán ser considerados legales y queden impunes, no perseguido por la ley. Los villanos trotskistas, algunas malas autoridades y docentes están poniendo en riesgo la Autonomía Universitaria.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo

Faena incomprendida de la profesión de policía

Todo ser humano desea tranquilidad ideal en la tierra, con la pretensión de huir del error. Un chalet cerca de un río en el trópico, el bosque sonriente; fuente clara, corriente próxima, y jardín florido; clima dulce y naturaleza perfumada; ningún aburrimiento, ningún cuidado; que no falte nada. Soledad sabrosa en la cual el morador consiga estirarse, inerte, en sillones y hamacas.

Mientras tanto, es en el trato con la lucha donde las fuerzas se erigen y las cualidades se perfeccionan. Considerando que el mal es la experiencia inferior del hombre en los cuadros de la experiencia más noble, es en el trabajo de mutuo amparo y tolerancia recíproca donde deberán transformarlo en bien duradero, como si tomáramos nuestras sombras de ayer para convertirlas en la luz de hoy.

Es aquí en el que surge indudablemente la función policial que ha tenido y mantendrá una gran relevancia porque sin ella es imposible que una sociedad cualquiera se desarrolle en paz. Constituyéndose en la actualidad boliviana en instrumento de gobierno y esto mientras prima la protección del orden político, pasando a un segundo plano la defensa de la sociedad. Dándole a esta misión constitucional diversos nombres como Policía Comunitaria, Seguridad Ciudadana, con bastante énfasis de una falsa asistencia hacia la sociedad, sin embargo no mejoran las relaciones con la comunidad, menos de reducir los niveles de inseguridad y aumentar la aceptación ciudadana.

La seguridad ciudadana no solo es la de reforma y control del acto policial; sino que se transforma en graves problemas y muchas de ella exceden la competencia y el margen de gobernabilidad de los gobiernos departamentales y municipales, quienes sin embargo, por diversos motivos, están tomando un protagonismo cada vez mayor en el diseño de políticas de seguridad.

Como antes hemos apuntado, el desarrollar un sistema de calidad total diseñado estrictamente por profesionales policías para un servicio público como el de la policía requiere un fuerte compromiso de los máximos dirigentes de la institución y un decidido apoyo político en lo administrativo sin intereses político partidistas.

Libres, se encontrarían ligados ante la ley para hacer lo mejor, esclavizados a los compromisos expiatorios, estarían encadenados, unos a los otros, en el instituto del cumplimiento de la misión constitucional, según la Constitución Política del Estado Plurinacional, para anular lo peor que fue por sus camaradas mismos, en los escándalos de corrupción pasados.

Nadie progresa sin alguien. Honremos, de esa manera, las pruebas que os consagran. El trabajo de policía es ascensión. El dolor es grabación. Toda adversidad advierte, todo sufrimiento instruye, todo llanto lava, toda dificultad esclarece, toda crisis selecciona. La virtud solitaria es pan en estantería. La competencia en el anfiteatro es usura del alma. Todos somos alumnos en la escuela de la vida en esta bendita patria llamada Bolivia; y nadie consigue aprender sin enseñar. Es lo que siempre dio el policía y da la labor desprendida de cada uno que noche a noche y día a día patrullan con denuedo nuestras calles.

Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo

DEFENSA DE LA FUNCIÓN INTEGRAL DE LA POLICÍA BOLIVIANA

El caudillismo ha sido asociado siempre con la violencia inherente a la revolución socio-política. El establecimiento del gobierno oclocrático en Bolivia, agrega a las dimensiones de las relaciones del Estado a la “lucha entre las 36 supuestas nacionalidades” y presenta el problema como unidad en la pluriculturalidad entre las mal denominadas clases sociales.

Han ocurrido muchas cosas desde la ascensión al poder del Movimiento Al Socialismo (MAS-IPSP) cuyos falaces principios de su Estatuto Orgánico, establece “a. Construir una nueva conducta revolucionaria con identidad pluricultural basado en el Estado plurinacional de Bolivia “Ama Suwa, Ama Kella, Ama Llulla”: “no ser ladrón, no ser flojo y no ser mentiroso, no ser llunku”, “ivi maraei” “tierra sin mal”, “teko kavi” “vida buena” en los diferentes niveles estructurales orgánicos y del Estado Plurinacional, “Suma Qamaña” para vivir bien; b. Nuestros principios deberán estar en el lineamiento de nuestro líder JUAN EVO MORALES AYMA “Estamos en el Gobierno para servir a nuestra Patria obedeciendo al pueblo, con honestidad, sacrificio y entrega total. Estamos construyendo el poder del pueblo. Por eso los servidores públicos tienen que ser revolucionarios al servicio de su pueblo. Aquellos que caen en la corrupción no sólo cometen un grave delito, si no son traidores a nuestros principios”.

Sin embargo muchos elementos de la situación del neoliberalismo corrupto de antaño, no han cambiado. Estamos enmarañados sin saber exactamente qué sistema de gobierno tenemos, porque en cinco Artículos y en seis oportunidades la C.P.E.P. nos reconoce como “República” siendo este el peligro, porque con cualquier excusa desean modificar esta nueva Constitución, para consolidar su deseo de contar con un gobierno vitalicio, monopartidista y además del control total como en un Estado Gendarme. Y el riesgo para la institución policial, en esta reforma es consolidar el cercenamiento de sus funciones principales de la profesión de policía establecidas en la Misión Constitucional.

El primordial propósito de este artículo, es el de analizar las relaciones actuales de la Seguridad Ciudadana. Como profesionales policías considero que deben tomar en cuenta que no adopten modelos de lucha contra la delincuencia y el desorden de otros países, considero que tienen toda la capacidad para adoptar un modelo estrictamente nacional, acorde a la idiosincrasia de nuestra sociedad, puesto que la actual es hasta inconstitucional, porque cuando se refiere a “Ciudadana”, estarían restringiendo este derecho solo para los ciudadanos mayores de edad; la C.P.E.P. en el Artículo 144, en el parágrafo I dice: “Son ciudadanas y ciudadanos todas las bolivianas y todos los bolivianos, y ejercerán su ciudadanía a partir de los 18 años de edad, cualesquiera sean sus niveles de instrucción, ocupación o renta”.

En la política pública acerca de la seguridad de los estantes y habitantes en Bolivia es necesario considerar las continuidades y discontinuidades de la injerencia política; los cambios en favor del entorno social no se están dando en cumplimiento de función constitucional; los cambios en el “proceso de cambio”, y más ampliamente aún, los cambios en el mundo. Por lo tanto, deben preocuparse los policías por las acciones politiqueras en pro de algunos sectores que viven de lo ilícito, considerando también las diferentes posiciones adoptadas hoy por otros gobiernos y Estados populistas —especialmente Venezuela—.

Consecuentemente, este artículo se basa considerando tanto a la teoría socialista boliviana y socialista marxista como a su práctica en aspectos atinentes a los papeles que desempeña la función policial para alcanzar el bien común.

La doctrina institucional es uno de los elementos importantes que constituyen la vida subjetiva de la Policía Boliviana. Es posible encontrar ciertos grupos “rastreros” que hacen uso de la institución del orden para beneficiarse de los beneficios políticos; pero esos no pueden obscurecer los altos ideales de la función policial que enseña a la gente a proceder honesta y correctamente. Los efectos de la doctrina policial honesta, la ley, y la moral en el mantenimiento de la moralidad pública y del orden social, en el fomento de lo mejor de la naturaleza humana y en la promoción de relaciones armoniosas entre los pueblos son imperecederos, no en vano los policías son considerados “soldados de la paz”. A eso se debe que a través de los tiempos y de las intenciones de algunos gobiernos dictatoriales la policía subsiste perpetuamente con elevados fines y sus funciones, como la C.P.E.P., establece: “Artículo 251; I. La Policía Boliviana, como fuerza pública, tiene la misión específica de la defensa de la sociedad y la conservación del orden público, y el cumplimiento de las leyes en todo el territorio boliviano. Ejercerá la función policial de manera integral, indivisible y bajo mando único, en conformidad con la Ley Orgánica de la Policía Boliviana y las demás leyes del Estado. II. Como institución, no delibera ni participa en acción política partidaria, pero individualmente sus miembros gozan y ejercen sus derechos ciudadanos, de acuerdo con la ley”. Función constitucional que se debería desempeñar sin distinción de raza o de inteligencia, en los pueblos. La búsqueda de cumplir con el anhelo ciudadano del bien común es uno de los derechos humanos fundamentales que pertenecen a cada uno.

Ese derecho se ha ganado por medio de luchas sangrientas, sufrimientos y sacrificios de numerosos hombres y mujeres que anhelan la convivencia pacífica. Es, en verdad, adquirido por medio de un curso largo, duro y penoso. La libertad de pensamiento y de expresión ha sido reconocida oficialmente y protegida por la ley en todas partes del mundo desde el advenimiento de la era democrática, con la única excepción de los territorios fundamentalistas. Con el establecimiento de la dictadura totalitaria, las masas de pueblo bajo su dominio han sido privadas de sus libertades y sujetas a toda clase de persecuciones.

La pérdida de las libertades y la persecución política por los masistas, son atribuidas por algunos megalómanos jacobinianos. En realidad, la cosa no es tan simple como ellos creen; la causa verdadera es el sistema de dominio totalitario hegemonizado por los productores de coca. Para comprenderlo fácilmente, se debe recordar que el sistema de dominio fascistoide comprende el totalitarismo político, el monopolio económico y el control del pensamiento (monopolio ideológico). Esos tres aspectos se correlacionan y se apoyan mutuamente. Los masistas de sigla socialista comprada, usan el absolutismo político y de monopolio económico para obligar al pueblo a abandonar cualquier otra ideología y aceptar la ideología totalitarista, y entonces usan la ideología de un supuesto socialismo comunitario impuesta al pueblo como seguro para mantener su totalitarismo político y su monopolio económico. La práctica de la doctrina institucional en la policía es una cuestión ideológica. Mientras un policía tenga respeto a su doctrina nunca aceptará la ideología de sometimiento a su pueblo, a quienes se debe. Por eso los totalitaristas están decididos a destruir y a quienes piensan diferente.

Bolivia es un país de muchas nacionalidades, muchos idiomas y muchas culturas. Aunque en la antigüedad se produjeron guerras entre diferentes nacionalidades, en el curso de la evolución de la nueva forma social, las varias culturas han sido generalmente compatibles. Cada una ha mantenido sus creencias sin por eso entrar en conflictos con las otras o pretender interferir en ellas, en un modelo pluricultural. El espíritu conciliatorio y acomodaticio de la sociedad moderna les obliga a defender su Ley Orgánica, sin cambiar una sola coma, porque expresa la ideología del servicio a la sociedad, como resalta en lo principal: “ARTICULO lo. La Policía Nacional es una institución fundamental del Estado que cumple funciones de carácter público, esencialmente preventivas y de auxilio, fundada en los valores sociales de seguridad, paz, justicia y preservación del ordenamiento jurídico que en forma regular y continua, asegura el normal desenvolvimiento de todas las actividades de la sociedad. ARTICULO 2o. La Policía Nacional tiene a su cargo la totalidad de la actividad policial, centraliza bajo un solo mando y escalafón único los organismos policiales mencionados en el artículo 215 de la Constitución Política del Estado, con la finalidad de cumplir las funciones específicas que le asignen las leyes y reglamentos. ARTICULO 3o. La Policía Nacional es una institución cuyo desenvolvimiento se rige por la Constitución Política del Estado, la presente ley y sus reglamentos; no delibera ni realiza acción política partidista. Sin embargo, sus miembros pueden ejercer sus derechos de ciudadanía, de acuerdo a disposiciones legales”. Respetando al servicio hacia la sociedad, su origen y cultura. Este ha sido el origen de ese alto grado de armonía, antes de haber sido utilizados políticamente.

Con los triunfos electorales, gracias a la ayuda económica de gente de dudosa actividad, para comprar conciencias, todo el pueblo se encontró allí sumido en un abismo tétrico y miserable, no sólo los letrados. Pero los ideólogos en una doctrina diferente se encontraron sometidos a una persecución doble, con ayuda de algunos serviles policías; por una parte quedaron sujetos al yugo esclavizante, y además debieron sufrir una vigilancia más estricta aún, acentuada por vejaciones sicológicas. La razón se encuentra en que, para los masistas la auténtica ideología y la doctrina institucional constituye una “herejía” que penetra hasta lo más profundo del alma del “enemigo” y debe, en consecuencia, ser completamente destruida.

Así pretenden destruir la integridad de la Policía Boliviana. No existe diferencia mayor entre el régimen oclocrático y otros regímenes de índole populista en lo referente a los motivos y fines de su intolerancia y persecución política. Sin embargo, los ideólogos politiqueros y afines a las FF.AA. del MAS-IPSP lo hacen con mucha mayor brutalidad, dándose al mismo tiempo maña para ocultar sus acciones con el fin de engañar al resto del mundo. Esas tretas han valido a los oficialistas de turno que muchas organizaciones sociales y personas que aprecian en sumo grado los principios ideológicos, no hayan recibido la verdad de lo que ocurre al interior de nuestro país. Algunos que han visitado Bolivia han llegado a creer las patrañas de los supuestos demócratas socialistas comunitarios y pensar que existe en esta, libertades. Solo los perjuros se inclinan a postrarse y aceptar a los verdugos de su institución con intuiciones metafísicas, más bien que con discriminación, venganza y odio racional.

Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo

DEFENSA DE LA FUNCIÓN INTEGRAL DE LA POLICÍA BOLIVIANA

El caudillismo ha sido asociado siempre con la violencia inherente a la revolución socio-política. El establecimiento del gobierno oclocrático en Bolivia, agrega a las dimensiones de las relaciones del Estado a la “lucha entre las 36 supuestas nacionalidades” y presenta el problema como unidad en la pluriculturalidad entre las mal denominadas clases sociales.

Han ocurrido muchas cosas desde la ascensión al poder del Movimiento Al Socialismo (MAS-IPSP) cuyos falaces principios de su Estatuto Orgánico, establece “a. Construir una nueva conducta revolucionaria con identidad pluricultural basado en el Estado plurinacional de Bolivia “Ama Suwa, Ama Kella, Ama Llulla”: “no ser ladrón, no ser flojo y no ser mentiroso, no ser llunku”, “ivi maraei” “tierra sin mal”, “teko kavi” “vida buena” en los diferentes niveles estructurales orgánicos y del Estado Plurinacional, “Suma Qamaña” para vivir bien; b. Nuestros principios deberán estar en el lineamiento de nuestro líder JUAN EVO MORALES AYMA “Estamos en el Gobierno para servir a nuestra Patria obedeciendo al pueblo, con honestidad, sacrificio y entrega total. Estamos construyendo el poder del pueblo. Por eso los servidores públicos tienen que ser revolucionarios al servicio de su pueblo. Aquellos que caen en la corrupción no sólo cometen un grave delito, si no son traidores a nuestros principios”.

Sin embargo muchos elementos de la situación del neoliberalismo corrupto de antaño, no han cambiado. Estamos enmarañados sin saber exactamente qué sistema de gobierno tenemos, porque en cinco Artículos y en seis oportunidades la C.P.E.P. nos reconoce como “República” siendo este el peligro, porque con cualquier excusa desean modificar esta nueva Constitución, para consolidar su deseo de contar con un gobierno vitalicio, monopartidista y además del control total como en un Estado Gendarme. Y el riesgo para la institución policial, en esta reforma es consolidar el cercenamiento de sus funciones principales de la profesión de policía establecidas en la Misión Constitucional.

El primordial propósito de este artículo, es el de analizar las relaciones actuales de la Seguridad Ciudadana. Como profesionales policías considero que deben tomar en cuenta que no adopten modelos de lucha contra la delincuencia y el desorden de otros países, considero que tienen toda la capacidad para adoptar un modelo estrictamente nacional, acorde a la idiosincrasia de nuestra sociedad, puesto que la actual es hasta inconstitucional, porque cuando se refiere a “Ciudadana”, estarían restringiendo este derecho solo para los ciudadanos mayores de edad; la C.P.E.P. en el Artículo 144, en el parágrafo I dice: “Son ciudadanas y ciudadanos todas las bolivianas y todos los bolivianos, y ejercerán su ciudadanía a partir de los 18 años de edad, cualesquiera sean sus niveles de instrucción, ocupación o renta”.

En la política pública acerca de la seguridad de los estantes y habitantes en Bolivia es necesario considerar las continuidades y discontinuidades de la injerencia política; los cambios en favor del entorno social no se están dando en cumplimiento de función constitucional; los cambios en el “proceso de cambio”, y más ampliamente aún, los cambios en el mundo. Por lo tanto, deben preocuparse los policías por las acciones politiqueras en pro de algunos sectores que viven de lo ilícito, considerando también las diferentes posiciones adoptadas hoy por otros gobiernos y Estados populistas —especialmente Venezuela—.

Consecuentemente, este artículo se basa considerando tanto a la teoría socialista boliviana y socialista marxista como a su práctica en aspectos atinentes a los papeles que desempeña la función policial para alcanzar el bien común.

La doctrina institucional es uno de los elementos importantes que constituyen la vida subjetiva de la Policía Boliviana. Es posible encontrar ciertos grupos “rastreros” que hacen uso de la institución del orden para beneficiarse de los beneficios políticos; pero esos no pueden obscurecer los altos ideales de la función policial que enseña a la gente a proceder honesta y correctamente. Los efectos de la doctrina policial honesta, la ley, y la moral en el mantenimiento de la moralidad pública y del orden social, en el fomento de lo mejor de la naturaleza humana y en la promoción de relaciones armoniosas entre los pueblos son imperecederos, no en vano los policías son considerados “soldados de la paz”. A eso se debe que a través de los tiempos y de las intenciones de algunos gobiernos dictatoriales la policía subsiste perpetuamente con elevados fines y sus funciones, como la C.P.E.P., establece: “Artículo 251; I. La Policía Boliviana, como fuerza pública, tiene la misión específica de la defensa de la sociedad y la conservación del orden público, y el cumplimiento de las leyes en todo el territorio boliviano. Ejercerá la función policial de manera integral, indivisible y bajo mando único, en conformidad con la Ley Orgánica de la Policía Boliviana y las demás leyes del Estado. II. Como institución, no delibera ni participa en acción política partidaria, pero individualmente sus miembros gozan y ejercen sus derechos ciudadanos, de acuerdo con la ley”. Función constitucional que se debería desempeñar sin distinción de raza o de inteligencia, en los pueblos. La búsqueda de cumplir con el anhelo ciudadano del bien común es uno de los derechos humanos fundamentales que pertenecen a cada uno.

Ese derecho se ha ganado por medio de luchas sangrientas, sufrimientos y sacrificios de numerosos hombres y mujeres que anhelan la convivencia pacífica. Es, en verdad, adquirido por medio de un curso largo, duro y penoso. La libertad de pensamiento y de expresión ha sido reconocida oficialmente y protegida por la ley en todas partes del mundo desde el advenimiento de la era democrática, con la única excepción de los territorios fundamentalistas. Con el establecimiento de la dictadura totalitaria, las masas de pueblo bajo su dominio han sido privadas de sus libertades y sujetas a toda clase de persecuciones.

La pérdida de las libertades y la persecución política por los masistas, son atribuidas por algunos megalómanos jacobinianos. En realidad, la cosa no es tan simple como ellos creen; la causa verdadera es el sistema de dominio totalitario hegemonizado por los productores de coca. Para comprenderlo fácilmente, se debe recordar que el sistema de dominio fascistoide comprende el totalitarismo político, el monopolio económico y el control del pensamiento (monopolio ideológico). Esos tres aspectos se correlacionan y se apoyan mutuamente. Los masistas de sigla socialista comprada, usan el absolutismo político y de monopolio económico para obligar al pueblo a abandonar cualquier otra ideología y aceptar la ideología totalitarista, y entonces usan la ideología de un supuesto socialismo comunitario impuesta al pueblo como seguro para mantener su totalitarismo político y su monopolio económico. La práctica de la doctrina institucional en la policía es una cuestión ideológica. Mientras un policía tenga respeto a su doctrina nunca aceptará la ideología de sometimiento a su pueblo, a quienes se debe. Por eso los totalitaristas están decididos a destruir y a quienes piensan diferente.

Bolivia es un país de muchas nacionalidades, muchos idiomas y muchas culturas. Aunque en la antigüedad se produjeron guerras entre diferentes nacionalidades, en el curso de la evolución de la nueva forma social, las varias culturas han sido generalmente compatibles. Cada una ha mantenido sus creencias sin por eso entrar en conflictos con las otras o pretender interferir en ellas, en un modelo pluricultural. El espíritu conciliatorio y acomodaticio de la sociedad moderna les obliga a defender su Ley Orgánica, sin cambiar una sola coma, porque expresa la ideología del servicio a la sociedad, como resalta en lo principal: “ARTICULO lo. La Policía Nacional es una institución fundamental del Estado que cumple funciones de carácter público, esencialmente preventivas y de auxilio, fundada en los valores sociales de seguridad, paz, justicia y preservación del ordenamiento jurídico que en forma regular y continua, asegura el normal desenvolvimiento de todas las actividades de la sociedad. ARTICULO 2o. La Policía Nacional tiene a su cargo la totalidad de la actividad policial, centraliza bajo un solo mando y escalafón único los organismos policiales mencionados en el artículo 215 de la Constitución Política del Estado, con la finalidad de cumplir las funciones específicas que le asignen las leyes y reglamentos. ARTICULO 3o. La Policía Nacional es una institución cuyo desenvolvimiento se rige por la Constitución Política del Estado, la presente ley y sus reglamentos; no delibera ni realiza acción política partidista. Sin embargo, sus miembros pueden ejercer sus derechos de ciudadanía, de acuerdo a disposiciones legales”. Respetando al servicio hacia la sociedad, su origen y cultura. Este ha sido el origen de ese alto grado de armonía, antes de haber sido utilizados políticamente.

Con los triunfos electorales, gracias a la ayuda económica de gente de dudosa actividad, para comprar conciencias, todo el pueblo se encontró allí sumido en un abismo tétrico y miserable, no sólo los letrados. Pero los ideólogos en una doctrina diferente se encontraron sometidos a una persecución doble, con ayuda de algunos serviles policías; por una parte quedaron sujetos al yugo esclavizante, y además debieron sufrir una vigilancia más estricta aún, acentuada por vejaciones sicológicas. La razón se encuentra en que, para los masistas la auténtica ideología y la doctrina institucional constituye una “herejía” que penetra hasta lo más profundo del alma del “enemigo” y debe, en consecuencia, ser completamente destruida.

Así pretenden destruir la integridad de la Policía Boliviana. No existe diferencia mayor entre el régimen oclocrático y otros regímenes de índole populista en lo referente a los motivos y fines de su intolerancia y persecución política. Sin embargo, los ideólogos politiqueros y afines a las FF.AA. del MAS-IPSP lo hacen con mucha mayor brutalidad, dándose al mismo tiempo maña para ocultar sus acciones con el fin de engañar al resto del mundo. Esas tretas han valido a los oficialistas de turno que muchas organizaciones sociales y personas que aprecian en sumo grado los principios ideológicos, no hayan recibido la verdad de lo que ocurre al interior de nuestro país. Algunos que han visitado Bolivia han llegado a creer las patrañas de los supuestos demócratas socialistas comunitarios y pensar que existe en esta, libertades. Solo los perjuros se inclinan a postrarse y aceptar a los verdugos de su institución con intuiciones metafísicas, más bien que con discriminación, venganza y odio racional.

Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo

¡DESPERTAD POLICÍAS INSTITUCIONALISTAS!

En el transcurrir de la historia hemos pasado días pésimos por culpa de los políticos y de los policías corruptos. Los días que pasamos al presente son seguramente los más oscuros y los más desastrosos que la Policía Boliviana haya vivido jamás. Para encontrar el equivalente, es necesario remontarse muy alto en nuestra historia: hasta la caída del régimen dictatorial del general Barrientos.

Entonces, también como hoy, la Policía Boliviana estaba completamente hundida, pisoteada, aniquilada, sometida de pies a cabeza, a merced del sempiterno conspirador y golpista régimen militar. ¿Pero quién sabe si hoy nuestra situación en democracia no es más trágica todavía?

No será por lo sorpresivo. Teníamos, al principio de este modelo político inexacto, como una certidumbre absoluta de la victoria de quienes son sus contribuyentes, como los cocaleros, contrabandistas, terroristas, etc. Sabíamos, ciertamente, que el enemigo era temible y nos preparábamos para una disputa ardua, larga, llena de dificultades; pero, con nuestra línea doctrinal, nuestro ímpetu y nuestro institucionalismo, con los escasos recursos concedidos, no dudamos un instante del resultado del conflicto contra todos los flagelos de los ilícitos. Hace sólo unos días después de la posesión del nuevo Ministro de Gobierno nuestra imagen institucional nuevamente está siendo mancillada. Contábamos que no lo sería porque absolutamente todos los policías sabemos de los compromisos políticos de algunos malos policías en función de mando y algunos subalternos del partido político de turno, como ya ocurrió con los casos: Rosza —en dicha tramoya no participo la institución como tal, sino algunos policías y comandantes—, Caranavi, Chaparina, general Sanabria, mayor Ormachea y hoy atacado en toda su extensión, con una rapidez sin precedentes, como no lo fuera nunca, y mañana acaso será totalmente ocupado por el proyecto del Ministro de la Presidencia y su asesores militares, tal cual funciona el CEO de Venezuela.

En el mundo y en nuestro país existen por su importancia y obligación que tiene el Estado para con sus sociedades, tres profesiones constitucionalizadas, en las áreas exclusivas de Salud, Educación y Seguridad personal —Seguridad Ciudadana—. Casualmente estas tres profesiones se encuentran en extremo conflicto con el actual gobierno, como es la rama de los médicos, magisterio y hoy en día los policías. La dependencia de la profesión del policía está muy politizada desde su dependencia, o, ¿acaso un medico podrá ser Ministro de Economía?, a los policías nos nombran a cualquier político Ministro de Gobierno y ese debería ser el cargo para policías.

Desde la aprobación de la sangrienta Constitución Política del Estado Plurinacional, norma importantísima en la vida política y administrativa del Estado, que fue elaborado, o copiado de las Constituciones de otros Estados y no precisamente por los asambleístas, quienes en su mayoría únicamente se dieron a la tarea de levantar la mano para su aprobación. Por lo que en su contenido literal tiene graves errores, como reconocer en varios Artículos que seguimos siendo “Republica”, además de tratar de esquivar la importancia de la “Seguridad” en cuanto a la función policial y peor aún muestran su verdadero rostro de ser enemigos de la policía y de la sociedad en su último plan de gobierno 20015 – 2020 en la que no contempla la “Seguridad Ciudadana”.

Los ciudadanos honestos y políticos de la oposición al actual gobierno parecen estar aplastados como un castillo de naipes, a pesar de las muchas denuncias de corrupción y de la subordinación de los cuatro órganos del Estado —Órgano legislativo, Órgano Ejecutivo, Órgano Judicial y Órgano Electoral— no tiene ningún resultado ante las denuncias y pruebas, y hoy, ¡ay!, el sometimiento.

No se pretende justificar los actos de corrupción de varios policías y de sus indisciplinas, tampoco seguir esperando la salida que siempre engañaron a todo el pueblo, con el compromiso de realizar las investigaciones a todos los corruptos, además de la investigación de fortunas y ojala sea con retroactividad, es necesario que en algún régimen de una vez se dé la importancia a la Policía Boliviana por el bien de la salud social de la sociedad. La función policial siempre tuvo una dependencia política y las designaciones vienen de allá, casi nunca recayó en quienes merecían, especialmente de los mejores alumnos y esto desde el ingreso a la Academia Nacional de Policías ¿Acaso ya se olvidó el escándalo que hubo en la postulación para los cadetes? El gobierno actual estuvo en la investigación ¿Hubo un resultado ecuánime de la misma? ¿Y qué diremos de la expropiación de nuestros terrenos que estaban a nombre de la institución, de nuestros cuarteles históricos? Construcciones que fueron levantados hasta con los propios efectivos policiales que hicieron de albañiles y ¿Dónde están los policías y comandantes que se prestaron al contubernio del caso Rosza? ¿Continúan en las planillas policiales? La Policía Boliviana sabe muy bien, ¡ay!, el precio de las vejaciones que nos están infligiendo.

¿Queda aún algo seguro a lo que podemos asirnos? Algo seguro, pues la hora es demasiado grave para que nos tomemos de cualquier cosa con apariencia de carnada. Sin embargo existe un silencio cómplice no solo de los que comandan la institución, sino de todos quiénes se beneficiaron y se benefician de los sueldos de la institución del orden ¿Dónde están sus organizaciones?

Algo nos apareció con evidencia desde el principio en estos tiempos de despotismo, y me parece que nos ofrece mucho más que un simple consuelo sentimental, y es todo el amor que tenemos a nuestra Policía Boliviana. ¡Y cuanto ella era amada!

Ciertamente, sabíamos que la amábamos. Nunca lo hemos experimentado mejor que en este periodo político, cuando sentíamos hasta en nuestras carnes las heridas que se le causaban, aquellos malos hijos que se someten a este régimen olvidando la “Misión Constitucional” y encima los corruptos y cuando sufrimos con ella la misma agonía. Nunca la habíamos sentido tan incrustada en nosotros, y jamás supimos como ahora que ella y nosotros no éramos sino uno, y que era en cierto modo nuestra carne y nuestra sangre. De la misma manera sabíamos que la Policía Boliviana era amada en todo el territorio nacional, pero no tanto como lo hemos comprobado en estos días de infortunio. Hay cosas que se nos habían dicho, y que conocíamos, pero, yo no sé por qué pudor y por temor a un amaneramiento lírico y romántico osábamos repetir el himno al policía; como por ejemplo: “Las palomas defienden su nido, de las garras del pérfido halcón. De tiranos protege al vencido. Hiere al pueblo, si el pueblo es felón”.

Pero todo esto debe sernos también, cualquier cosa que suceda en el negro período que cruzamos, una garantía del futuro. Sí, no ciertamente en la absoluta metafísica, pero sí en la realidad concreta de la humanidad presente, tal como la historia la ha hecho. La Policía Boliviana es necesaria para la sociedad como reza la misión constitucional en al Art. 251 La Policía Boliviana, como fuerza pública, tiene la misión específica de la defensa de la sociedad y la conservación del orden público, y el cumplimiento de las leyes en todo el territorio boliviano. Ejercerá la función policial de manera integral, indivisible y bajo mando único, en conformidad con la Ley Orgánica de la Policía Boliviana y las demás leyes del Estado”. A menos de pensar que toda una sociedad pueda desmoronarse en la barbarie y destruirse a sí mismo, la Policía Boliviana vivirá, no puede sino vivir.

¡Y si estamos vencidos en esto punto, aniquilados, aplastados, tanto que pueda borrarse de la historia el nombre de nuestra institución, un día resurgiremos! Nuestros mismos enemigos necesitarán de nosotros para vivir.

En el huracán de ímpetus perversos que demuestran los políticos absolutistas y de pensamiento arcaico jacobiniano que pretenden abatirnos. Si se tratara de otra organización podríamos suponer que no se levantaría más; pero se trata de la Policía Boliviana, una institución que siempre se puso al frente en defensa de su pueblo contra todo poder dictatorial que en la mayoría de su vida tuvo el país en el transcurso de su historia. Y quién sabe si su abatimiento tan grande no es sino el preludio de un próximo resurgimiento, el cual nuestra imaginación anonadada por el espectáculo de nuestra caída es incapaz de ver en toda su amplitud. Ahora bien, advertir, este rasgo característico de la función de defensa de la sociedad, de defensa de las garantías constitucionales de la Policía Boliviana está perfectamente de acuerdo con las directivas de la vida en una democracia tradicional.

Me permito afirmar que tal es mi certidumbre respecto a la Policía Boliviana, en lo que concierne a los sucesos actuales. Y llegamos así a pronunciar a los policías corruptos, a los policías que hacen de lacayos de este gobierno y a sus politiqueros que sus delitos, sus encubrimientos y sus faltas, no quedarán impunes, pero no perecerá jamás la hija de tantos méritos, de tanto brillo, de tantas lágrimas. Que preexistió antes de la era republicana, primogénita que vio nacer a la patria, que tiene su verdadera historia desde la colonia, institución predestinada, que enarbolara su nombre como en el pasado ante todos los ciudadanos bolivianos sedientos de seguridad.

Pongamos nuestra angustia, nuestra aflicción, la de los nuestros, la de tantos heridos en el cumplimiento del servicio, refugiados, desesperados, la de la pobre Policía Boliviana humillada; al pie del Cristo que ama a los bolivianos sufridos sedientos de una verdadera seguridad “Para vivir bien”. Invoquemos la pléyade de todos nuestros mártires de la fundación de la Patria y a todos los verdaderos revolucionarios respetuoso de las libertades, de la soberanía, de la libertad de expresión y de la democracia tradicional. Porque la Policía Boliviana no está muerta desde que nosotros vivimos y sufrimos.

Es necesario que vivamos para que ella viva. Sólo nuestra infidelidad sería su perdición.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo

La revolución arma de las libertades y defensa de la sociedad

La historia ofrece abundantes elementos de juicio para comparar la democracia y la democracia masistoide. El asunto consiste en establecer objetivamente, sin ideas preconcebidas, qué tipo de democracia conviene a los intereses vitales de las bolivianas y los bolivianos, fortalece la amistad entre los pueblos originarios y la paz en la patria. ¿Hace eso la democracia socialista pluricultural? No.

Bajo la democracia socialista pluricultural, el poder se encuentra prácticamente en manos de un puñado de explotadores interesados en mantener y reforzar sus privilegios, en oprimir a millones de trabajadores, en expoliar a las instituciones débiles. La democracia socialista pluricultural no ofrece a los bolivianos salida del trágico atolladero en que el neoliberalismo la ha arrinconado. Esa democracia intenta velar los antagonismos de las organizaciones ilícitas como el contrabando y el narcotráfico. Por eso vemos en la democracia socialista pluricultural de los medios que necesitan las clases dominantes absolutistas para engañar a las masas. Es por ello que en tiempos pasados para la defensa de su pueblo se evocó a los Carabineros de Bolivia junto al pueblo en contra de un gobierno que utilizó a la institución como un instrumento de fuerza y de represión. Como la revista de la Policía Boliviana de julio y agosto (1949:16) expone:

          “21 de julio de 1949. Al evocar el recuerdo de la gesta gloriosa del 21 de julio de 1946, lo hacemos sólo con el ánimo de destacar el valor que tuvo ese pronunciamiento popular sin precentes, en lo que se refiere a la conquista de la libertad para la ciudadanía y el afianzamiento de las instituciones democráticas, profundamente socabadas por regímenes de terror que bajo el imperio de la fuerza y la intimidación gobernaron al país en los años anteriores a la revolución de julio.

Lógicamente el levantamiento de Julio de 1946 tuvo un contendio político y diversas facetas que nos corresponde analizar desde estas páginas apartadas por completo de todo interés de grupo y de todo sectarismo. “REVISTA DE LA POLICIA BOLIVANA” rinde un homenaje al pueblo que tomó las armas para reconquistar su sojuzgada libertad y devolver a la patria el goce pleno de su vida institucional democrática.

La Revolución de julio de 1946 no fué un golpe de cuartel semejante a los muchos que se sucedieron en la azarosa vida Republicana de Bolivia. Fué el insurgir de un pueblo que cansado de soportar los vejámenes y las tropelías de un régimen apoyado en la fuerza y que hizo del crimen un sistema de gobierno, salió a las calles para proclamar los sagrados derechos humanos y enarbolar la bandera de la libertad, como signo de paz y de trabajo fecundo en bien de la nacionalidad.

Este homenaje es para los hombres, mujeres y niños que brindaron su sangre para sacudir la ignominia de un régimen que hizo escarnio de la dignidad humana y que al socabar las instituciones republicanas estaba conduciendo al país hacia su disolución.

Saludamos al advenir de una era”. (*)

En la reunión organizativa de policías en Cochabamba. Se convocó para que todos los hijos de la institución verde olivo, cierren filas ante la amenaza de este nuevo gobierno de seguir desmenuzando sus funciones policiales, atropellando la propia Constitución Política del Estado, a vista y paciencia de los actuales comandantes, nuestra convocatoria tiene carácter defensivo y está encaminado a la defensa institucional.

Al organizar bloques militares, los oficialistas no esconden sus propósitos agresivos. Los sátrapas serviles y funcionales dirigentes militares al servicio de la estabilidad del régimen del MAS y de los intereses cocaleros se están prestando a cumplir con el anhelado objetivo de la venganza perenne de las jornadas de la Revolución de abril de 1952.

Los políticos e ideólogos del masismo y protectores de la galopante corrupción se afligen porque la identidad doctrinaria de los policías bolivianos, con la capacidad de la información que nos brinda nuestra profesión, nos hallamos más cerca del pueblo que de las distintas organizaciones y agrupaciones corporativas ilícitas y políticas con intereses particulares, que se están formando bajo la égida de los símbolos y el discurso del presidente Evo Morales. Afirmándose de los hechos de corrupción y delincuenciales de algunos malos policías que se prestan a cometer fechorías para dar razones a los políticos de turno y es orientado por no se sabe qué mítica “mano terrorista”.

Es un llamado a la unidad institucional sin discriminación de grados, credo, ni de ideología política.

* Los errores ortográficos y de acentuación son copia fiel del original de referencia.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo; Docente Universitario

Policía y política en el Estado plurinacional, autonómico socialista

El día que los militares desarmaron a los “Carabineros de Bolivia” y les cambiaron el nombre en muchas otras oportunidades, me pareció únicamente una suerte de venganza y de odio hacia la institución y además como escribe el francés Loubet del Bayle: “De la misma manera que la po­licía está en condiciones de inter­venir en el funcionamiento del sistema político como fuente de demandas «internas», también se la puede considerar como una fuente de apoyo interno, tanto más importante cuanto que ella dispone de medios temibles cuya puesta en marcha o neutraliza­ción es susceptible de influir con fuerza sobre la permanencia y porvenir de un sistema político. La evaluación de la «fidelidad» de la policía constituye uno de los elementos de apreciación de la so­lidez de un sistema político”. Es este el temor de los politiqueros que tienen sobre la institución policial.

Yo pronostico que “Hoy los administradores del Estado Plurinacional del Movimiento Al Socialismo han perdido la fuerza del gobierno”. Espero que mucha gente me crea y muchos policías institucionalistas también. Algunos me consideraran que yo estoy loco. Los lo­cos son todos aquellos que creyeron, un instante, en el triunfo de los masistas hacia su objetivo de conformar el Unipartidismo dentro un Sistema Político Absolutista. Fueron, a más de locos, ignorantes. Porque el triunfo del MAS sobre Bolivia sin el apoyo de la policía sólo pue­de caber en las mentes adormecidas, es decir, utópicas, y en cabezas ignorantes o perversas. Es pre­ciso, en efecto, ignorar de un modo triste y lastimoso qué es la institución del orden, qué fue su pasado, qué es su presente y qué puede y debe ser su futuro para conce­bir que, por medio de la persuasión, una institución benemérita y pilar fundamental de la patria pueda do­minar a todas las otras. El día que los masistas quieran cercenar aún más de lo que ya está la institución policial, los verdaderos policías honestos y decididos se pondrán de pie. Si los comandantes, con un talento di­plomático que jamás tuvieron ni tendrán, se hubiese detenido la potestad que tienen los fiscales para ser peones del gobierno desde el ensalzamiento de la cocaína y permitir que el gobierno de Banzer tape el caso San Javier con el apoyo de la bancada de Paz Zamora para beneficiar también a sus socios de los casos ‘Oso Chavarria’, ‘Meco Dominguez’ y otros; otorgándoles a los Fiscales ejercer la dirección funcional de la actuación policial en la investigación de los delitos.

En la gestión del general Pimentel se interviene la Policía Técnica Judicial por intereses mezquinos y políticos, no para una reestructuración, sino para solo cambiar el nombre con el de la actual Fuerza Especial de Lucha contra el Crimen. Hasta llegar a las siguientes administraciones del comando policial por verdaderos rastreros sátrapas, quiénes para pagar el favor de su ascenso, entregaron y entregan las funciones importantes de Identificación Personal y Licencias de Conducir, y ahora de las funciones de Ayudantías, para transferirlas a las FF.AA. y a los grupos de inteligencia civil. Pudiendo muy bien entrar en la égida política únicamente con el poder de la información que maneja la hoy Policía Boliviana e imponer autoridad como en la gloriosa época de los Carabineros de Bolivia y de la gestión del coronel Pablo Caballero Díaz, combinar política con la misión constitucional de servicio a su sociedad, hoy la Policía sería la segunda o tercera institución más importante del país, porque sus efectivos trabajan combatiendo en la guerra diaria contra la delincuencia y no se preparan contra una guerra utópica. Pero sus malos hijos aprovecharon para empeñar su institución y sus efectivos, entregando a su personal para escalera política y, como es lógico, nos pretenden dejar reducidos a la mínima expresión.

La participación servil de algunos malos policías como en los casos de la detonación del sobre bomba en la oficina de la esposa del ex senador Fidel Surco Cañasaca; las denuncias de la revista Veja y la participación en narcotráfico y contrabando de Juan Ramón Quintana; el supuesto magnicidio del Hotel Las Américas (Caso Terrorismo), capitán Walter Andrade, policía Marilín Vargas, el funcionario del Ministerio de Gobierno, Luis Clavijo; la desaparición del teniente Jorge Clavijo, el caso Chaparina; caso Gustavo Torrico, Dirk Schmidt y los Menonitas, el caso Ostreicher y etc. etc., la creación de grupos de inteligencia civiles secretos a cargo de los expertos cubanos y venezolanos que llegaron so pretexto de apoyo al programa de alfabetización, coordinando con Raúl García Linera y Juan Carlos Pinto Quintanilla. Todos estos casos son de conocimiento de los policías. Policías que callan y eso nos sirve a los hombres sensatos para co­nocer a quienes son policías rastreros, enemigos, traidores, perver­sos de su institución mater, funcionales y mentalmente adoctrinados a la falsa política del Socialismo cocalero. Son todos aquellos que afirma­ban que la Policía obtendría su verdadera autonomía para cumplir con la misión constitucional y el respeto a la institucionalidad. ¡Pobres in­felices los extraviados, ignorantes y torpes que pensaban y hablaban en esta forma! Ignoran las reservas espirituales de la humanidad boliviana; ignoran la fuerza, la capacidad, el espíritu institucionalista y la cons­tancia del policía boliviano; ignoran todo de lo que son capa­ces los profesionales policías con moral, ética y doctrina; ignoran, con el ejemplo de toda la Revolución Nacional, que la formación de cuadros efímeros de la actual corporación política al estilo de la estructura hitleriana y/o estalinista sólo sirven para vapulear a las instituciones, pero las instituciones que triunfan son aquellos que se im­provisan, que están mandados por profesionales que ayer fueron oficinistas u operativos, y que la guerra no la hacen los generales sino los pueblos. Con este cúmu­lo inmenso de ignorancia, con esta incomprensión de los pro­blemas reales, humanos, histó­ricos y modernos, no debe sorprender que condenemos, sin ningún respeto, a quienes han dado muestras de tanta incons­ciencia, de tanto error, de tanto orgullo y de tanta incapacidad. Porque es necesario confesar, reconocer humildemente, que quienes aseguraron un triunfo masista, encontraran su derrota en las fuerzas de los humildes ciudadanos junto a los humildes policías que no han podido caer en errores más monstruosos del masismo.

Hom­bres aferrados dizque a principios, tra­diciones y enseñanzas rancias como los jacobinos, mil veces caídas en el vacío y en el ridículo, pretenden una vez más, imponer en teoría y en la práctica sus convicciones, su creencia tantas veces deshecha de que la fuerza puede dominar al espíritu, de que el absolutismo es capaz de extenderse sobre toda voluntad patriota del policía. Todo esto tenemos que escuchar, con educa­ción y paciencia, a señores con aires de majestades que exponen sus razones con la suficiencia de quien perdona la vida. ¿Qué di­cen, ahora, esos pobres ilu­sos? Su error y su ignorancia, desafortunadamente, tienen raíces más hondas. El creyente en el socialismo jacobiniano, socialismo del siglo XXI, socialismo comunitaria, el que niega la República, el que desprecia a toda persona con tez más blanca y el que sostiene que Bolivia no es, en su espíritu, una sola Bolivia, no es un simple ignorante, que sin duda sabe leer y escri­bir, pero que no sabe pensar ni tiene un pensamiento histórico. Es algo más y algo peor: es el eslabón de una cadena que ame­naza aprisionar a toda la sociedad bajo la influencia y el odio del racismo dividiéndonos en treinta y seis nacionalidades sin ni siquiera saber alguno de los idiomas originarios y su cultura es la más espantosa de las monstruosidades. En la monstruosidad de suprimir al hombre su cerebro y transfor­marlo en un ser sin alma y sin razonamiento: no por carecer de un alma y de un cerebro, sino por tenerlos aterrorizados y encadenados con el control total del Estado y la ausencia de poderes alternativos al que reclama para sí el derecho ilimitado a gobernar. Este es el mal que espera al hombre si algún día llegara a triunfar el princi­pio despótico del proyecto de partido único, de la antilibertad y de la antidemocracia.

La fe en los ideales populistas, el desprecio a toda persona que piensa diferente a su proyecto, el culto a la personalidad como instrumentos de opresión, son las expresiones populares, exteriores, de una fi­losofía de origen occidental y bonapartista, antirreligiosa y antihu­mana, que se fundamenta en el despotismo occidental de la Alemania nazi, en el principio de los elegidos, expuesto por la teoría Ariana; en el prusianismo esclavizador y en la negación de todas las conquistas espiri­tuales que hizo la humanidad desde la filosofía griega, la doc­trina de Dios, las enseñanzas de los Padres de la Iglesia, el parlamentarismo hispano-europeo de la Edad Media y los triunfos de la independencia de América.

Quienes defienden la causa del Absolutismo, de la antilibertad y de la antidemocracia son los seres más peligrosos que tie­ne hoy en día la humanidad. Es por su culpa que el mundo se halla dividido en más de dos grandes grupos que ya no saben de fron­teras terrestres, sino de fronte­ras espirituales; que luchan, no por un trozo de tierra, sino por la imposición de un principio espiritual. Estos principios son las reglas que han de regir la marcha del mundo en el pre­sente y en el futuro. Estos prin­cipios hoy dividen a todos los hombres en liberales y antilibe­rales. La lucha ya no tiene tér­minos medios. Es una lucha a muerte. Piensan que la Policía no tiene significación en el país, pero se darán cuenta que la unidad, la lealtad, la doctrina y el espíritu de cuerpo es una caja de sorpresas liberadoras.

El triunfo por el respeto hacia una institución que es parte de la historia de Bolivia ya estaba predestinado desde el comienzo de este siglo. Por ello quienes creímos, desde el primer instante de esta arrogancia en contra de la Policía, en la derrota de los partidarios de la verdadera democracia, no será un hecho na­da extraordinario, no tienen ninguna inspiración original, no cuentan con ningún infor­me secreto. Los policías no solo son y serán, simplemente, estudiosos del bien común y de su historia. Están siendo lógicos, pacientes, sensatos, humanos; no son, como las otras organizaciones, per­versos, delincuentes, ignorantes o locos —más espantosamente locos que cualquier enfermo recluido en un manicomio—. La profesión de policía se debe a la sociedad, es defender al humano, por ser humano, y su pensamiento. En este sentido y como reza la misión constitucional el hombre tiene que ser, forzosamente, libre si es que quiere ser hombre y no un ser animal, y el pensamiento tiene que na­cer de la libertad y vivir en ella si quiere ser pensamiento y no instinto también animal. Por ello todas las doctrinas que pre­tenden imponer dogmas, creen­cias absolutas que no se basan en la libertad, son antihumanas y están destinadas al más ho­rrendo de los fracasos. Soste­nerlas es el delito más grande y espantoso que puede cometer­se en el mundo y en la huma­nidad, y combatirlas, por el triunfo de la libertad, es la ac­ción más noble, más santa y sublime que puede realizar el policía sobre la tierra. Y es esta la función policial, no es de servicio al gobierno de turno, la institución policial no es su “Guardia Pretoriana”.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo; Docente universitario